En pintura, figuras como Santiago Rusiñol y Ramon Casas exploraron temas urbanos y naturales con un estilo cercano al simbolismo y al impresionismo, reflejando las inquietudes sociales y estéticas de la época. La literatura y las artes escénicas también se vieron influenciadas por este movimiento, que promovió una renovación cultural integral.
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El modernismo fue más que un estilo; representó una reivindicación de la identidad catalana y una apuesta por la modernidad, que buscaba romper con los esquemas tradicionales y apostar por la creatividad y la innovación. Este legado sigue siendo un punto de referencia fundamental para entender la cultura y el arte en Cataluña y España.
Actualmente, muchas de estas obras se conservan y son visitadas por miles de personas cada año, convirtiéndose en símbolos turísticos y culturales de primer orden. Su influencia continúa presente en el arte y la arquitectura contemporáneos.
