La escultura barroca, por su parte, alcanzó gran desarrollo en el ámbito religioso. Figuras como Gregorio Fernández o Juan de Mesa elaboraron imágenes que, gracias a su detallado acabado y expresividad, acompañaban procesiones y rituales. Estas esculturas buscaban acercar los relatos sagrados al público mediante la emoción y la solemnidad.
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El arte barroco español también estuvo muy vinculado a la Contrarreforma, un movimiento que promovió la Iglesia para reafirmar sus valores frente a la Reforma protestante. Por ello, muchas de sus obras poseen un fuerte contenido espiritual y didáctico, con un lenguaje visual claro y emotivo.
Hoy en día, el legado barroco puede disfrutarse en museos, iglesias y espacios públicos que conservan este patrimonio cultural. Además, su influencia perdura en manifestaciones artísticas y festividades tradicionales, mostrando cómo un estilo nacido hace siglos sigue presente en la identidad española.
En resumen, el barroco es una etapa fundamental para comprender la evolución artística en España, con un patrimonio rico en significado, técnica y emoción que continúa inspirando a creadores y espectadores.
