Cuando se piensa en viajar por España, es habitual que surjan destinos como Barcelona, Madrid o Sevilla. Sin embargo, el país alberga una infinidad de ciudades menos populares que ofrecen experiencias igual de enriquecedoras. Alejadas de las grandes aglomeraciones, estas urbes permiten descubrir el carácter local en entornos más tranquilos y accesibles, lo que las convierte en una opción ideal para quienes buscan algo diferente.
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Lugo, en Galicia, es un claro ejemplo. Su muralla romana, completamente conservada y transitable, es un símbolo de la historia viva que caracteriza a esta ciudad. Caminar por su casco antiguo es un paseo por siglos de arquitectura, donde conviven iglesias románicas, plazas empedradas y una gastronomía basada en productos del mar y de la huerta. Todo ello sin el bullicio turístico de otras capitales gallegas.
Otra joya es Cáceres, en Extremadura, cuyo casco medieval es Patrimonio de la Humanidad. Recorrer sus calles al atardecer transporta al visitante a otra época. Además, la ciudad está rodeada de parques naturales y espacios donde se puede practicar senderismo, avistamiento de aves o simplemente disfrutar de paisajes amplios y silenciosos. Su oferta cultural y su cocina basada en productos de cercanía completan la experiencia.