La biomasa y otras fuentes renovables, aunque en menor escala, también aportan al mix energético. El aprovechamiento de residuos agrícolas y forestales, así como la generación de biogás, forman parte de estrategias regionales para fomentar la economía circular y reducir emisiones.
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Pese a estos avances, existen desafíos relacionados con la integración de estas energías en la red eléctrica, la gestión de la intermitencia y la necesidad de ampliar infraestructuras de almacenamiento y transporte. Investigadores y técnicos españoles trabajan en soluciones innovadoras que permitan mejorar la eficiencia y estabilidad del sistema.
La apuesta por las energías renovables también está vinculada con políticas públicas, incentivos y compromisos internacionales. La colaboración entre universidades, centros de investigación y empresas es fundamental para mantener el ritmo de desarrollo y adaptarse a los cambios tecnológicos y regulatorios.
España continúa avanzando en la consolidación de un modelo energético más limpio y sostenible, con un enfoque que combina innovación, uso eficiente de recursos y cuidado ambiental, abriendo camino hacia un futuro con menor impacto climático y mayor resiliencia.
