En los últimos años, la biotecnología ha adquirido un papel clave en este proceso. El desarrollo de biomarcadores, terapias génicas o ingeniería de tejidos abre nuevas posibilidades que, aunque todavía en fase experimental en muchos casos, aportan conocimiento aplicable a mediano plazo. Las spin-offs surgidas de universidades y centros de investigación permiten además transferir este conocimiento al sector productivo.
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La investigación biomédica también ha tenido un rol importante en la respuesta a emergencias sanitarias. Durante la pandemia de COVID-19, España desarrolló una importante actividad investigadora que incluyó estudios sobre la respuesta inmunológica, el diseño de pruebas diagnósticas y la evaluación de tratamientos. Esta experiencia ha servido para fortalecer redes de colaboración y agilizar procedimientos en el futuro.
El compromiso de España con la investigación biomédica se refleja en la calidad de sus publicaciones científicas y en la participación activa en proyectos europeos e internacionales. Aunque existen retos en materia de financiación y retención de talento, el sector sigue demostrando su capacidad de adaptación e innovación, con un enfoque basado en el conocimiento riguroso y el trabajo conjunto entre ciencia y sociedad.
